Mi cabeza inventa escenario como, por ejemplo, me gusta alguien y de una me pasan una y mil películas por la cabeza al punto de desconectarme de la realidad. Sin embargo, cuando regreso a la realidad me siento satisfecho pero frustrado a la vez y lo peor es que también llevo eso a la realidad le digo amistades que esa persona esto y lo otro cuando no es real esas historias solo pasan en mi cabeza. No sé qué puedo hacer, no quiero seguir en esto. Para desahogarme vuelvo a esa fantasía, mis padres no me apoyan. Creo que tengo muchos trastornos pero ni mi familia sabe porque no le importo a nadie. Escrito por Yamila Papa. El Síndrome de Simón es uno de esos ejemplos. Es una nomenclatura que sin tener evidencia clínica se ajusta a una nueva modalidad masculina de este siglo XXI.
Otra gran regla y con suerte obvia son los condones. María reconoce que se ha enamorado una vez de uno de sus otros novios, pero que a Mario no le importó. Los padres de ambos, en cambio, no tienen ni idea. Tampoco lo vemos necesario y al resto de nuestra familia tampoco se lo diremos.
Sí, sin tanta pasión, idealización, locura y tontez. Encuentros y desencuentros en las relaciones de pareja. Servicios a partir de 30. No finjo para nada. Sí estudié fotografía y edición digital después de graduarme.
